sábado, 26 de octubre de 2019

5 poemas más de Raúl Zurita



Raúl Zurita enarbolando la bandera chilena.
s/d del autor de la fotografía








EL PAÍS DE SED


Entonces    hacia la izquierda de la carretera   se vio el
país de sed

Sobre el desierto chileno   con soldados patrullando en
las entradas   boleterías hechas añicos y orquestas en
derrota alejándose cielo adentro

Mientras cientos y cientos de oboes abandonados en
las piedras se iban mimetizando con el amanecer y
eran como imágenes de sueños las butacas destripadas
la concha acústica trizada en los arenales

Allá donde nos preguntaron a culatazos los nombres y
uno de los nuestros dijo "no oigo" y el oficial le gritó
"tu nombre o te jodes" y él "Beethoven" y el oficial:
"¿qué Beethoven?" y él "el mismo" y el otro: "no le
sacarás una puta nota a este peladero tipo" y eran los
arenales de la sinfónica fundiéndose con el infinito
desierto del horizonte   encangrejado   reseco  como
un bombardeado país de sed atravesado en la carretera

*


LVB / OP 102


Rompientes


¿Y lo vieron después frente a esas playas   imponente
pálido   moviendo la batuta frente a las rompientes?

Mientras detrás de él el amanecer subía como si fuera
otro mar y nosotros el horizonte que miraba a LVB
doblarse   lloroso   cayendo frente a las olas

Desmoronándose frente al destellante océano de sed
que brama las notas finales de esta vida
Qué tocas le preguntan a LVB los torturados cayendo
como caen las rompientes en las playas  Quise
interpretar esas rompientes pero solo el oleaje de
los muertos les contesta él con tristeza  sordo como
Dios   apuntando con su batuta al ensangrentado cielo


*


1


6 de agosto. P gira en la cama y me toma la mano en
medio de la soledad inconmensurable de la tierra, de la
tierra vuelta cenizas. Le estaba diciendo que la primera
bomba fue lanzada hace miles de miles de años, en 1945,
a las 8:15 de la mañana de un día que no serían tan distinto
al que se viene. Le estaba diciendo también que falta muy
poco para que amanezca y que ya pronto despertaremos.



*



AUSCHWITZ


El tren a los campos se bamboleaba de lo lindo
y por las rendijas del vagón se alcanzaban a ver
países quemados y nubes de ceniza alejándose
en el viento.
Le pregunté a mi chica si no le encontraba un
aire familiar y ella respondió "oh, sí, nuestras
cenizas se mezclarán como en los puentes de
Madison, y será tan bello amor".
El portero me dijo: Usted está en problemas. Me
dirigí entonces a los del vagón y les pregunté:
¿Tengo problemas yo? ¿Es que tengo acaso la
cara de un tipo que tiene problemas?
Paramos frente a una vieja usina y nos sacamos
la ropa. Luego cubrimos con nuestros cuerpos
una ciudad arrasada.
El tren llegó a Auschwitz al amanecer. Un río
de cenizas cruzaba ahora los puentes.

Ganas o pierdes, le dije a mi chica, esas son las
reglas acá en América.


*


FLOTAS / 522


Escribas


El Océano Pacífico subía encumbrándose cielo arriba y
los escribas maldecían

Mostrando las infinitas líneas de sus rompientes cubrir
el horizonte mientras los escribas rasgaban vestiduras
apuntándome

Está dicho que los mares permanecerán abrazados con
la tierra lo oíste bien me gritaban y yo como quien oye
llover amigos   Esto pasó en el año 2000 de Nuestra Era

Pero lo más duro pasó en un país chileno: los escribas
habían heredado la tierra y las cárceles rebalsaban de
tipos que hicieron volar el mar sobre las cumbres de
los Andes    Entonces le dije: Presidente ¿hasta cuándo
permitirás que tu pueblo sufra?  Era muy temprano
y el lanzado en el costado me sorprendió   Adelante
las rompientes destellaban espumeando alturas



*


** Raúl Zurita, Cuadernos de guerra, Audisea, 1ra ed.-

viernes, 11 de octubre de 2019

5 poemas más de Jorge Curinao






ABANDONO


Un perro
cruza el puente
a las tres de la mañana.

El último gesto de la noche pide huesos.



SUR


Para hablar
del viento
habrá
que convencer
a los álamos
de su existencia.



FIN DEL INVIERNO


Y si uso camisa.
Y me pongo corbata.
Y me descubren.



2


Esas palabras siguen en la mesa. Todo lo que se diga sobre ellas
serán restos de un sol encendido, ceniza en las manos.



3


Escribo porque no venís. No llamás. Yo sé que estás en el viento.
No en el rocío de los vivos. No en el desfile de las estatuas. No
quiero que me veas llorar. Quiero que me veas en el viento.



**Jorge Curinao, Plegarias del humo, Remitente Patagonia, 2019, 1ed.-

3 poemas de Aníbal Costilla






LA LLOVIZNA SE DETIENE


La llovizna se detiene en el aire:
no necesita caer para recibirla.
Está ahí, como un racimo blanco.
Extendemos las manos para tocarla,
con cuidado, como si pudiera quemar
como chispas que saltan del carbón encendido.

Los lapachos ya no sentirán el espasmo,
sus flores también caen en violeta lluvia
sobre el suelo y por debajo de la luz.
Pronto el rocío encenderá las lámparas
cuando el sol, vencido, se desplome
detrás de las lomas inalcanzables.



CONQUISTADORES

Se duermen las horas de la noche
y la muerte acecha
como un mal pensamiento.
La llovizna es un temprano susurro
que hechiza la voluntad
para decirle adiós a la esperanza.

Vamos, Vida, no detengas tu tambor.
Somos conquistadores sin reino.



LEY


El aroma del día
anima la soledad
de hombres y mujeres laboriosos:
es la antigua ley de las almas simples.



**Aníbal Costilla, Memoria del canto, Ediciones Camelot América, México, 1ra ed.-