domingo, 5 de enero de 2020

6 poemas de Graciela Perosio






LA VIDA ESPERA


Tiembla el culantrillo caprichoso en la postrera tarde de un agosto que agoniza. Tiembla en el silencio de tu nombre. No das señal que discrimine mi sangre arrebatada en este vientre súbito. Busco los bordes negros de sus hojitas tiernas. Sabe que septiembre ya llega, sabe que es la hora y que el viajero avanza irrenunciablemente entre desiertos ásperos. El culantrillo tiembla. Se derramarán los suspiros por las arenas sordas. Quién juntará en sus manos, en su mínimo cuenco, cada segundo ambiguo del camino. ¿Acaso cejará en la gesta? Helecho y yo esperamos, sin atrevernos a salir en su busca hacia las puertas de la ciudad amada. Si lo avistara el centinela desde su atalaya, si lanzara el racimo de palomas azules o una bengala rubia estallara en la noche convocando a mi fiesta, mi banquete dichoso. Sabrás acaso cuánto tejí en el aire, la malla que recorres, sin tensar, sin ceder... Pero tampoco sé cómo vas a atravesarla que no hilé hilo de araña cazadora sino me urdí a mí misma en laberintos de curvas y congojas, entrecruzando nervio y músculo y víscera e historia y pensamiento tanto. Cesta vegetal que nació en hendiduras dolientes de los muros, que madejó raíces, rizomas harineros, alimentos de niños, de risas y de riesgos. Vegetal al sereno volviéndose tecitos que alivian la inflamación menstruante y expulsan los parásitos que nos roban la entraña -esos fantasmas, trampas de las hadas del cuento-. Oh, de cuántas cosas está alzada esta espera. El culantrillo se impacienta en su isla de maceta celeste. Si no apareces pronto se secará de ovarios, se angostará de fuego, de ácido amoníaco, si al menos no me escribes, moriremos de ausencia, en una torpe helada, anclada junto al filo del labio primavera. 


(de "La vida espera")

*


Una rama de olivo
-apenas trunca-
como una tachadura
cierra el pasado.


_


Con los años, advierto que la emoción
no es más un cuarto o un cerco,
sino un leve telón, un perfume
-apenas una sábana de tul-
que en un momento punzante me traspasa
y se desvanece luego, hasta alejarse.
La veo tendida allí, casi una nube de luz
chisporroteante,
desde esta inalterable serenidad
donde germinan los hondos sentimientos.
Aquellos pocos que no
van a morir.



(de "Regreso a la fuente")



*

¿seré la que cultiva
mimbres en macetas
jacarandáes en cornisas de balcón?
¿la que ofrece agüita a los gorriones
y le silba bajito al colibrí?
¿la que recuerda cómo iba a ser
su retoño y ya no sabe?
¿la que perdió los sueños
y ganó una tierra baldía
donde aún siembra
la noche de su nombre
el olvidado?



_


un buen día una se levanta liviana
aunque los huesos chirrían un poquito
no te importa
el aire circula espléndido por tus órganos
parece que pudieras volar
te acordás de todo y sabés que
fue mucho
pero te olvidaste de cuánto pesaba
¡parece tan lejano! ¡tan ajeno!
y a la vez, los otros, tan próximos
tan iguales en la peripecia
aunque sean argumentos distintos
no entendés cómo pudo ocurrir
pero de pronto
brotó sin pensar
la alegría


(de "El privilegio de los años)


*


ella vio venados que corrían
migraciones de impalas de Tanzania
todas las bestias juntas huyen con ahínco
de la inundación
manadas de elefantes
y leones hambrientos
poderosos búfalos de las praderas
migrar, migrar
buscar la vida
con denuedo
en lo imposible



(de "El ansia")


**Graciela Perosio, La vida espera, Ediciones del Dock, 1994
**Graciela Perosio, Regreso a la fuente, Ediciones del Copista, 2005
**Graciela Perosio, El privilegio de los años, Leviatán, 2016
**Graciela Perosio, El ansia, Leviatán, 2019