NIEVE NOCTURNA
¿Es que puede existir algo antes de la nieve?
Antes de esa pureza implacable,
implacable como el mensaje de un mundo
que no amamos, pero al cual pertenecemos
y que se adivina en ese sonido
todavía hermano del silencio.
¿Qué dedos te dejan caer,
pulverizado esqueleto de pétalos?
Ceniza de un cielo antiguo
que hace quedar solo frente al fuego
escuchando los pasos del amigo que se fue,
eco de palabras que no recordamos,
pero que nos duelen, como si las fuéramos a decir de
nuevo.
¿Y puede existir algo después de la nieve?
Algo después
de la última mirada del ciego a la palidez del sol,
algo después
que el niño enfermo olvida mirar la nueva mañana,
o mejor aún, después de haber dormido como un
convaleciente
con la cabeza sobre la falda
de aquella a quien alguna vez se ama.
¿Quién eres, nieve nocturna,
fugaz, disuelta primavera que sobrevive en el cerezo?
¿O qué importa quién eres?
Para mirar la nieve en la noche hay que cerrar los ojos,
no recordar nada, no preguntar nada,
desaparecer, deslizarse como ella en el visible silencio.
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CHIQUILLA
Del árbol de la tarde cereza o manzana eres.
Tu delantal a cuadros vibra azul en el patio.
Bella durmiente triste, vigilada por rosas,
¡qué sola está la casa cuando cierras los ojos!
Tu cabellera cae rumorosa de lluvia
¿te la entregó algún otoño luminoso?
Los trenes de la infancia te dejan de regalo
un canasto con humo de añejas primaveras.
Tú eres tan pequeña que el viento se hace niño
para jugar contigo, igual que con la avena.
Para soñarte miro un vaso de agua fresca
y te veo tan cerca que hasta olvido mirarte.
La luz se hace tu mano y abre las ventanas
y la noche va en busca de su traje de día.
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LINTERNA SORDA
Un hombre verá cosas invisibles.
Cuando los deudos lo abandonen
y las canoas negras vengan desde el oeste,
cuando los deudos en secreto hayan dejado los panes
redondos y sacrificado los caballos,
las hijas del guadahilos trndrán miedo
de ver pasar su ánima al atardecer
y los forasteros tendrán visiones que los harán gemir en
sueños.
Un hombre, entonces, se desprende del peso del sol y
de la luna.
-
CARTA A MARIANA
¿Qué película te gustaría ver?
¿Qué canción te gustaría oír?
Esta noche no tengo a nadie
A quien hacerle estas preguntas.
Me escribes desde una ciudad que odias
A las nueve y media de la noche.
Cierto, yo estaba bebiendo,
Mientras tú oías Bach y pensabas volar.
No creí que iba a recordarte
Ni creí que te acordarías de mí.
¿Por qué me escribiste esa carta?
Ya no podré ir solo al cine.
Es cierto que haremos el amor
Y lo haremos como me gusta a mí:
Todo un día de persianas cerradas
Hasta que tu cuerpo reemplace al sol.
Acuérdate que mi signo es Cáncer,
Pequeña Acuario, sauce llorón.
Leeremos libros de astrología
Para inventar nuevas supersticiones.
Me escribes que tendremos una casa
Aunque yo he perdido tantas casas.
Aunque tú piensas tanto en volar
Y yo con los amigos tomo demasiado.
Pero tú no vuelves de la ciudad que odias
Y estás con quién sabe qué malas compañías,
Mientras aquí hay tan pocas personas
A quien hacerles estas simples preguntas:
"¿Qué canción te gustaría oír,
Qué película te gustaría ver?
¿Y con quién te gustaría que soñáramos
Después de las nueve y media de la noche?"
**Jorge Teillier, Crónicas del forastero, Ediciones Colihue, 1999
Florcita silventre de mi hija en el libro de Teillier |
Un gran aporte a la difusión de la gran poesía, como es la de este poeta sureño de Chile
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