sábado, 15 de junio de 2019

5 poemas de Germán Walter "Churqui" Choque Vilca






TILCARA


Cáliz de luz, fecundo sueño a tus plantas un río de salitre,
doncella con ajorcas de esmeralda.
A tus plantas un río de salitre,
otro río de cuarzo a tus espaldas,
y allá a lo lejos, entre el mar y el cielo,
la hidrográfica cimbra del Huichaira.

Pupila del ocaso interminable.
Suelo indio, sepulcro de la raza.
Desde la noche oscura del incario
hasta el alba naciente del mañana,
custodiarán el sol de tus umbrales
los enhiestos cardones del Pucara.

Matriz del viento, origen de la sombra.
Ofertorio otoñal de las calandrias.
¡Duerme la siesta del maíz fecundo
sobre el tálamo gris de tus pizarras!
Hasta que el hombre de la mano ruda
abra en surcos la paz de tus entrañas.

Abre tus brazos al rosal latino;
no levantes ni cercos ni murallas,
que tus mollares le den sombras y abrigo
al criollo, al europeo y al aymara,
y que lleven tu nombre por el mundo,
muchacha azul, princesa americana.

Cuando el verano te devuelva el río
y tus noches se enciendan de guitarras,
un cortejo de grillos escondidos
prenderán de tu nombre un pentagrama.
Y desde el verde lampazar nocturno
un coro anfibio entonará tu nombre:
TIlcara.





PRIMERA LLUVIA DE OCTUBRE


Rompió su verde corazón de octubre
en vellones oscuros de tormenta.
Tenía de horizontes verdes
la escondida matriz de la arboleda.

Una ilusión de pájaros tardíos
columpió las torcidas madreselvas.
Negros silencios colgaban de las sombras
como oscuros pendientes de culebras.

El trueno fue una larga dentellada;
el relámpago, los músculos del hombre,
y las manos del hombre una plegaria
en la tarde mural de las almendras.

Tenían los ojos honduras de mollares
y los pechos recintos de colmenas.
Parecían luciérnagas las rosas
y eran negros pañuelos las goteras.




ENTONCES


Cuando era la luna nueva,
se fue quedando tu ausencia
por las aristas azules
de los corrales de piedra.

Cuando era mujer la luna
con un pañuelo de seda
prendido entre los pechos
y anudado en las caderas.

Cuando la luna era un río con olor a yerba buena
y en los mollares en sombra
se escondían las estrellas.

Cuando las noches azules
tejían enredaderas
con los dedos del rocío
sobre un telar de tinieblas.

Entonces, mi niña, entonces
se durmieron tus ojeras
sobre dos gotas de llanto
y un romance de azucenas.

Entonces sentí en la carne
el puñal de tu inocencia
y la lluvia de tus ojos
mojándome las arterias.

Entonces toqué el silencio,
el corazón de la niebla.





ELEVACIÓN


(fragmento)

Harán nidos de barro en las altas acacias
y con espumas verdes sus cantos tejerán;
tendrán como epicentro un corazón de greda
y por patria y por trono la azul inmensidad.




POEMA PARA MAGGI


Tu juventud estalla como el cáliz
de una flor inclinada en tu ventana;
misterios de luz se abren en tus ojos,
esos ojos donde nace la mañana.

En tus manos las luengas mariposas
trazan notas de azules pentagramas
y en tu grácil cintura adolescente
algún dios ha olvidado su guitarra.

En tus largos cabellos los diamantes
prenden fuego de lentas llamaradas
que serpeando recorren los vaivenes
con que el sueño decora tus espaldas.


**Germán Walter "Churqui" Choque Vilca, Obras completas, Ediciones Cuadernos del Duende 2007.

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